"Mi lucha"... por el lenguaje
Cita: “De allí en adelante toda la historia se fija en la persecusión de los ladrones…”. (Occidente, página publicitaria Jardín Plaza, 20-VIII/09, pág. 7).
Corrección: “De ahí en adelante, toda la historia se centra en la persecución de los ladrones…”.
Comentarios:
a). Es muy frecuente, en el medio sindical (no, a nivel sindical) referirse a la "persecusión" patronal (así con ‘s’ en la última sílaba) de que es objeto el proletariado. Si lo duda, amigo lector, lo invito a presenciar –el 1.º de mayo– las manifestaciones de la clase obrera. Verá y comprobará que, al redactar las proclamas, arengas y consignas proselitistas, se ha escrito la palabra persecución de los afiches, chapolas y pancartas –en el 99% de ellos– con esa intrusa ‘s’: "persecusión".
Persecución, pues, amigos sindicalistas, se escribe con ‘c’, al final, y no con ‘s’.
b.) Quizá se incurra en este error al asemejar –equivocadamente– el término persecución con percusión. Respecto a las palabras terminadas en ‘sión’, en el libro Ortografía de la Lengua Española (Larousse), se establece que son aquellas que se derivan de verbos terminados en ‘der’, ‘dir’, ‘ter’ y ‘tir’: comprensión, de comprender; decisión, de decidir; comisión, de cometer; percusión, de percutir. Se exceptúan aquellas voces que conservan la ‘d’ o la ‘t’ del verbo: medición, de medir; repetición, de repetir. Mientras que persecución se deriva de perseguir; como consecución, de conseguir.
Dos anécdotas:
1. Cuando me desempeñaba como presidente del Sindicato de Trabajadores del SENA, enfrentamos una persecución implacable por parte de la administración de la entidad contra uno de nuestros líderes sindicales. Ordenamos la publicación de varios millares de carteles denunciando esa tropelía, y un contingente de activistas los fijó por toda la ciudad en los lugares indicados para ello. Al día siguiente, ¡oh, sorpresa!, descubrimos que –algún gomoso por el lenguaje– pero… más perdido que el hijo de Limberg, se tomó el trabajo de “corregirlos” –uno a uno, con un marcador rojo– acomodándoles, encima de la letra ‘c’, una gigantesca ‘S’, como queriéndonos enrostrar un hipotético error. ¿Qué tal, ah…?
2. Por esa misma época, los catorce miembros de junta nos reunimos con un reconocido dirigente de la Confederación General del Trabajo CGT. El motivo que nos convocaba era el de conseguir la solidaridad de las centrales obreras ante la persecución de que era objeto, por parte de la entidad, otro de nuestros compañeros.
El dirigente de la central obrera, nos dijo, muy emocionado y con marcada pausa: “¡Nosotros hemos hecho unas de-po-si-cio-nes las verracas sobre Javier Andrade!”.
Todos –inmensamente sorprendidos– nos miramos. Y al retirarse el dirigente, comentamos, en coro y con una maliciosa e inocultable sonrisa: “¡Pobre Javier! ¡No sólo carga con la arremetida de la administración, sino que los de la CGT se han defecado varias veces sobre él...!”.
Lo más curioso del incidente es la conclusión a la que –muchos años después– llegamos quienes estuvimos reunidos con el solidario dirigente. ¡Sorpréndase, amigo lector!:
Pese a considerarme un purista del lenguaje, nunca me imaginé que el líder sindical se había expresado de manera correcta al referirnos las ‘deposiciones’ hechas sobre el compañero Andrade:
Deposición, aparte de significar “Evacuación de vientre”, el Diccionario de la Real Academia Española lo registra, en su primera acepción, como “Exposición o declaración que se hace de algo”.
Luego, quienes la defecamos fuimos nosotros... ¡los miembros de Sindesena!
* * *
1 comentario:
Don Óscar, yo aprendí otra regla que siempre me ha servido mucho para saber la ortografía de las palabras que terminan en "ción" o en "sión": Si la palabra tiene derivadas que terminen en to, tor, torio o tivo, va con C; si tiene derivadas en so, sor, sorio o sivo, va con S.
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